La Impresión 3D es una técnica que permite construir cuerpos físicos sólidos tridimensionales mediante la adición de capas de un material. Con los métodos tradicionales de fabricación, el objeto a modelar se obtiene quitando material sobrante, mientras que con esta tecnología sólo se utiliza estrictamente el material a utilizar, lo que hace que el proceso sea mucho más eficiente a nivel de costes.

En el caso de la fabricación de piezas para automóviles, esta tecnología ofrece numerosas ventajas respecto a los métodos tradicionales de fabricación, ya que ayuda a reducir los tiempos de producción y permite fabricar piezas totalmente personalizadas a un coste mucho menor. Esto ocurre porque la maquinaria necesaria para fabricar las piezas es mucho más económica. Resulta muy útil tanto para la fabricación de piezas funcionales como para la fabricación de prototipos meramente estéticos.

El Diseñador de Piezas 3D para Automóviles es un profesional dedicado a diseñar estas piezas mediante un software específico de modelado por ordenador. Los diseños que realice serán posteriormente cargados en la máquina de Impresión 3D para luego ser fabricados. Debe dominar diferentes programas de diseño asistido por computador (CAD), y debe tener conocimientos sobre ingeniería mecánica que le permitan comprender las características que debe tener la pieza a nivel funcional, para así ser capaz de realizar un diseño que cumpla con estos requerimientos a nivel estructural.

Se prevé que la tecnología de Impresión 3D crezca un 25% anual durante los próximos años, llegando a alcanzar en 2023 un tamaño de mercado de 27.000 millones de euros. En el sector de la automoción, se trata de una de las tecnologías que más está creciendo estos últimos años, y es precisamente por las ventajas que aporta respecto a los métodos tradicionales de fabricación. El fabricante alemán BMW ya la utiliza para la fabricación de algunos de sus vehículos de calle. El modelo i8 Roadster, por ejemplo, cuenta con algunas piezas fabricadas mediante Impresión 3D, lo que permite reducir el peso del vehículo sin reducir su seguridad y, por tanto, mejorar las prestaciones del coche. Equipos de Fórmula 1, como McLaren, también la utilizan para fabricar la mayoría de prototipos que prueban en el túnel del viento que tienen en Woking.

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