Pasado el verano, llegó a mi vida la Formación Profesional. Tomé la decisión de empezar mi nuevo camino gracias a mi hermana, ya que ella también estudió por la rama de FP. Comencé a estudiar el grado superior de Educadora Infantil y para mí, es la mejor decisión que he podido tomar jamás, los dos mejores años de mi vida. La experiencia que he tenido ha sido muy motivadora ya que combinaban la parte teórica con la práctica. Tuve una semana de prácticas en estado de observación en el primer año y un mes de prácticas después de navidad; en el segundo año, tres meses al final del curso. Se podían hacer prácticas en centros públicos, concertados y privados en los cuales en estos dos últimos tenías más posibilidades de un puesto de trabajo. También había mucha práctica en las horas de clase con los compañeros que te servirían como referencia para ejercer de educadora.
En cuanto al área de impartir docencia, es uno de los temas que más incógnita tiene, en mi caso tuve profesores de todo tipo, algunos con experiencia en la educación infantil, otros que daban su punto de vista sobre el tipo de educación innovadora y dejando atrás la enseñanza tradicional…pero realmente la FP me enseñó a decidir por mi misma cogiendo ideas de diferentes argumentos y creando mi propia enseñanza. La FP me enseñó que con ese ciclo de educación infantil era el punto de partida de dónde todo ser humano se creaba y emprendía su etapa educativa.
Por otra parte, como referencia sobre este sector tengo testimonio de amigos que han realizado la FP Dual y están trabajando gracias a estos ciclos y no a carreras universitarias. Yo en mi caso, al terminar la FP, realicé el grado de Magisterio de Educación Infantil y comparándolo, sin duda me quedo con la FP dónde a pesar que desde un principio no creía en esta rama, tengo que decir que la soltura y destreza de enseñar, comenzó en esos dos mejores años de mi vida.