Es difícil explicar en una cuartilla cómo un técnico instalador, desde una pequeña tienda con no más de 30 metros cuadrados de atención al público y en uno de los barrios más excluidos de la ciudad de Granada, ha conseguido crear una marca personal y un proyecto empresarial exitoso. Si me preguntan la receta, diría que talento y olfato, porque soy emprendedor sin 'pedigrí' ni formación empresarial.

Me gradué del Ciclo Medio y Superior en Instalaciones Electrotécnicas en un instituto de Formación Profesional de Granada capital, el Hermenegildo Lanz, y después de trabajar dos años para unos grandes almacenes, decidí dar el paso de montar mi propia empresa: Domo Electra. Como empresario, he querido siempre estar pendiente de aquellas novedades que podían significar una diferencia competitiva: el apagón analógico, las energías renovables, el ahorro energético, la reordenación de la TDT... Pero al mismo tiempo decidí apostar por las redes sociales y por la tienda online. Hoy el volumen fundamental de mi negocio lo aporta internet (con ventas no sólo a todos los países de Europa, también en América y Emiratos Árabes), aunque mantengo los 15 metros cuadrados de venta directa al público, a la gente del barrio que busca una bombilla de bajo consumo o instalar un aparato de aire acondicionado. Ese contacto diario y personal es uno de los mayores alicientes en el trabajo.

¡Genereeen! Es mi grito de energía

Mi actividad empresarial me ha generado reconocimientos como 'Empresa Excelente' o 'Mejor Emprendedor'. Pero en estos años Domo Electra no ha crecido en solitario. Siempre me ha gustado compartir, sobre todo los éxitos, y ayudar a los demás. Así que he estado detrás de iniciativas como Cash Mob en Granada de apoyo al pequeño comercio de barrio, he cedido espacio a otro emprendedor para que montara su empresa o he generado un servicio low cost para que los estudiantes de FP que realizan prácticas en mi empresa puedan asumir la responsabilidad de realizar determinados trabajos técnicos y tener su pequeña recompensa por ello. Incluso me he animado a editar mi primer libro, el Diario de un técnico 2.0, con experiencias vividas en el trabajo y en las redes sociales para animar a otros emprendedores.

Me gusta innovar y probar fórmulas para diversificar mi empresa como el proyecto BiciPubli o el de gamificación que preparo junto a Marcos García y que debe estar listo este verano "El DomoGame". Eso, sin renunciar a echar una mano a vecinos en apuros. Una actividad incansable que incluye la participación semanal en un programa de radio local.

Apuesto por sorprender a mi comunidad de seguidores, que crece y se diversifica, con gestos como la reciente inclusión del lenguaje de signos en mis vídeo tutoriales. Emprendo, comunico, enseño y genero economía: es mi ciclo vital. Intentaré seguir inspirando a los emprendedores demostrando que sí se puede generar economía desde una pequeña tienda con internet y las redes sociales como hilo conductor.