Si tuviera que destacar algún personaje celebre de los que he estudiado a lo largo de mi formación sería María Montessori, por su peculiar forma de enseñar, por todos los avances que ha aportado a la educación y por su visión innovadora.
Los niños aprenden de forma divertida, en un ambiente productivo y relajado, en las aulas prima el respeto y la tranquilidad. Las guías prestan especial atención a la naturaleza psíquica de los niños. Este método necesita del apoyo de los padres, pues profesorado y familia deben ir en la misma línea.
En nuestra visita a la Escuela Montessori de Málaga, vimos como niños de diferentes edades coexisten en las mismas aulas. Los pequeños imitaban a los mayores y estos veían reforzada su conducta. Las aulas estaban divididas en diferentes áreas, donde los niños seguían su propio interés. Unos cortan frutas y montan la mesa, otros juegan con las matemáticas, todo esto en la misma aula, donde prevalece el silencio y la armonía.
Cada viernes en la escuela donde realizo las prácticas me dan la oportunidad de desarrollar actividades con los niños, y siempre escojo las actividades de la Dra. Montessori como el juego de la espuma, dibujar sobre azúcar, botellas sensoriales, etc. Todas ellas involucran los sentidos, aíslan los conceptos, ayudan a la independencia y enfatizan la concentración del niño.
Creo que María Montessori ha abierto grandes puertas y nos ha dado acceso a información y material en el que se debe seguir trabajando y profundizando.