La historia de la Formación Profesional

La Formación Profesional nace en el año 1970 como una opción que se puede cursar una vez terminada la educación básica obligatoria.

Aunque se estructuraba en tres grados, el tercero nunca llegó a implementarse y, además, presentaba varias debilidades que le confirieron cierto “desprestigio”. Por ejemplo:

  • Se centraba más en el adiestramiento que en la adquisición de competencias profesionales.
  • No fue capaz de conseguir una implicación real de las empresas.
  • La formación, en algunos casos, era insuficiente para incorporarse al mercado laboral.

Había que mejorarla, por eso en el año 1990 con la llegada de la ‘LOGSE’ la reciente entrada de España en la Unión Europea, se reformula el sistema de Formación Profesional.

A partir de ahora, el objetivo principal es que todas las FP capaciten a los alumnos para el desempeño cualificado de las distintas profesiones. También deberán prepararlos para adaptarse a las modificaciones laborales a lo largo de su vida. Así que, además de la FP de base, se incluyen las FP específicas de grado medio y de grado superior.

Se promueve al fin la colaboración con el mundo empresarial y se da el primer paso para que la FP de grado superior sea considerada como enseñanza superior; quedando encuadrada hasta nuestros días entre la educación secundaria y la universitaria.

Así, llegamos al año 2002 cuando se promulga una ley cuyo eje es el ‘sistema nacional de cualificaciones y Formación Profesional’. Un conjunto de instrumentos y acciones que busca integrar todas las ofertas de Formación Profesional a través de un ‘catálogo nacional de cualificaciones profesionales’

¿Y esto qué implica? Pues que se promueve y se desarrolla la evaluación y acreditación de las competencias profesionales de los alumnos, de forma que se favorezca su desarrollo profesional y social, y de paso, cubrir las necesidades del sistema productivo.

La Formación Profesional en la actualidad

Las últimas variaciones vendrán de mano de la LOE de 2006 y la LOMCE de 2013 con modificaciones puntuales que no han alterado la estructura, pero que han traído mejoras sustanciales como:

  • La constitución de una red nacional de centros que imparten Formación Profesional.
  • La consolidación del grado superior de FP como estudios superiores,
  • Una flexibilización en el acceso a esta enseñanza con los ‘programas de cualificación profesional inicial’, para que los alumnos mayores de 16 años puedan obtener una cualificación profesional de nivel uno, el más básico, y a partir de ahí proseguir su enseñanza en diferentes estudios o integrarse en la vida laboral.

Además de la FP inicial y reglada, no podemos olvidarnos de la ‘FPE’, o lo que es lo mismo: la Formación Profesional para el empleo, una oferta formativa ajustada a las necesidades concretas de las empresas, gestionada por el SEPE y otras entidades, y cuyo objetivo principal es la empleabilidad.

Con estos ciclos de FP se obtienen certificados de profesionalidad. Y entre sus muchas virtudes hay que destacar la integración de personas con discapacidad, y la participación en su diseño de agentes sociales y representantes legales de los trabajadores.

Tres maneras de financiación de la Formación Profesional

A través del Fondo Social Europeo, se puede financiar la formación profesional que es una cofinanciación con la que Europa apoya la creación de empleo y cuyo objetivo es lograr una sociedad más inclusiva, generar un crecimiento inteligente y por encima de todo, reducir la tasa de abandono escolar prematuro mejorando las oportunidades que ofrece la formación profesional.

En nuestro país esa ayuda europea se centra en el desarrollo de una FP dual (de la que hablaremos ampliamente en otro tema), la implantación de la FP básica, y también de crear actuaciones que fomenten el atractivo y la excelencia en la formación profesional.

Otra forma de acceder a la Formación Profesional son los centros de titularidad pública, privada y concertada.

En los públicos y concertados la FP básica y de grado medio es gratuita. En el caso del grado superior hay variedad de conciertos según las comunidades autónomas que van desde matrículas gratuitas a centros públicos que incluyen tasas, y también se conceden ayudas y convenidos para cursar alguna FP de la amplia oferta privada existente.

Para terminar, tenemos la financiación de la Formación Profesional para el empleo que se financia principalmente a través de la cuota de formación que empresas y trabajadores pagan a la seguridad social, más ayudas del Fondo Social Europeo y de los presupuestos del servicio público de empleo estatal.