Ese déficit supuso, sobre todo, una producción bajísima de titulados en las ramas industriales de esta enseñanza, lo que supuso una limitación para el desarrollo de una industria de más valor añadido en España desde los años cincuenta hasta la actualidad. Las cifras de formación profesional (normalmente concentrada en las ramas industriales) de muchos otros países de la UE15 sugieren que a sus empresas industriales les ha resultado mucho más fácil dotarse de los técnicos de segundo nivel necesarios para el funcionamiento cotidiano de sus fábricas, así como para el necesario apoyo a las tareas de innovación.
Al respecto, son muy ilustrativos los datos de la Encuesta Social Europea de 2012 para el tramo de edad de 65 a 74 años, es decir, los de quienes cumplieron 20 años entre 1958 y 1967 (véase cuadro adjunto). En España, apenas un 3,5% contaba con una titulación media o superior de orientación profesional. En los Países Bajos, el país de la UE15 inmediatamente superior a España en el ranking de titulados profesionales, era un 17,6%; en Irlanda era un 21,5%; en Alemania, el país con más titulados, era el 67%. En este aspecto, se trataba de realidades totalmente distintas.
Entre los años cincuenta y los últimos lustros, España recortó las distancias, pero solo en la cohorte de 25 a 34 años los titulados en formación profesional han alcanzado la quinta parte, una proporción que ya superaban 7 países en la cohorte de 75 años o más y 9 en la de 65 a 74 años. Esa proporción seguía dejando a España en el penúltimo lugar de la clasificación. Sirvan estas cifras como indicación de todo el camino que queda por recorrer y de la magnitud de los esfuerzos requeridos para recorrerlo.
* Texto adaptado extraído de “El capital humano en España y sus límites al desarrollo de un tejido productivo avanzado: el insuficiente desarrollo de la formación profesional”, en Agentes sociales, cultura y tejido productivo en la España actual (Funcas, 2015).