Tras haber sido España azotada con el yugo de una crisis cuyo pértigo todavía nos atenaza, parece que son muchos los españoles que por fin han empezado a dar a los estudios de Formación Profesional el valor que estos merecen. Desde FEMPA, conscientes de que este valor es y ha sido siempre algo incuestionable, apostamos hace cuatro años por un Proyecto de Escuela de Formación Profesional cuya finalidad es dotar a nuestros alumnos de un aprendizaje de máxima calidad. Para ello, concebimos el proceso educativo no solo como la transmisión de una serie de conocimientos teórico-prácticos, sino que además de formar buenos profesionales, queremos formar buenos ciudadanos, tolerantes y respetuosos con las normas de convivencia que caracterizan a las sociedades democráticas. La educación en valores no tiene por qué ser algo ajeno a las enseñanzas de Formación Profesional, sino que debe complementar el proceso de enseñanza-aprendizaje característico de estas disciplinas. Un buen profesional no es solo aquel que conoce bien su profesión, sino aquel individuo que respeta los derechos y libertades ajenos, que es tolerante ante la diversidad y que respeta los principios democráticos de convivencia y participa de forma responsable a través de los mecanismos que la sociedad y, en nuestro caso el centro educativo, pone a su disposición.
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