La primera aeronave pilotada de control remoto profesional que adquirieron costó casi 40.000 euros. Desde ese momento, los miembros del centro se han formado de forma continuada hasta obtener el Certificado Oficial de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

A partir de este momento, los alumnos podrán convertirse en pilotos autorizados, tras realizar un curso de 60 horas de formación técnica y 20 de prácticas.

Esta formación en drones se imparte en los ciclos de topografía y electrónica, y también como cursos de formación específica fuera de los ciclos formativos. Fotografía, vigilancia, agricultura, construcción o industria son algunos de los sectores que ya han descubierto su utilidad y que necesitan formación para poder utilizar estos aparatos profesionalmente.

La demanda de este tipo de formación está creciendo, entre otros motivos porque la normativa de uso de estas aeronaves es muy restrictiva. Esto resulta comprensible cuando se trata de aeronaves que deben integrarse en el espacio aéreo. Por ello, en ciudad y en zonas próximas a espacios aéreos protegidos está prohibido el vuelo de drones. En los espacios permitidos, es obligatorio ser piloto autorizado por AESA si se trata de un uso profesional.