El éxito de este método educativo radica en que se trata de un régimen abierto, ya que los cantones deciden desde la estructura del sistema educativo a los periodos vacacionales. Destaca la multiculturalidad, dada la inmigración que existe en el país, y la combinación de la Formación Profesional con el sistema universitario. Por todo ello, el fracaso escolar es del 10%, ya que solo uno de cada diez estudiantes abandonan los estudios al finalizar el periodo obligatorio.

Existen dos millones de estudiantes de entre 4 y 25 años en Suiza. La educación se divide en cinco escalones: Preescolar (se inicia a los cuatro y cinco años, y puede durar uno o dos); Primaria (comienza a los seis y dura entre cuatro y seis años); Secundaria I (entre los 12 y 16); Secundaria II (dura entre tres y cuatro años) y escuelas de FP; por último, la Terciaria (FP superior y universidades).

Sólo un 31% de los jóvenes suizos obtienen un título universitario, ya que el 66% lo hacen en Formación Profesional. Esto demuestra que la excelencia del sistema educativo suizo es la FP, que no sólo es importante en número de estudiantes, sino que es vista como una pieza fundamental para la economía en general. De esta manera, las tasas de desempleo en jóvenes es de las más bajas en el mundo (3,5% en 2015). La educación vocacional, como también llaman a la FP, ofrece mejores perspectivas para su empleabilidad que una educación secundaria superior generalizada, con una orientación más académica, según la OCDE. Este sistema combina la educación en la escuela con el aprendizaje remunerado en la empresa.