“Yo medía 1’84 y pesaba 86 kilos, llegó mi turno y me tiré al agua con un ángulo más picado de lo normal. Al llegar al agua, el cuello me hizo palanca con el hombro y salí a flote boca abajo, no perdí el conocimiento pero me estaba ahogando. Mis amigos tardaron unos minutos en darse cuenta y a mí me parecieron horas. Después me sacaron, me tumbaron en la arena y la Cruz Roja llegó enseguida. Recuerdo que cuando la doctora me dijo que moviera la pierna y el brazo, yo no podía y ahí pensé que había algo que no iba bien”.

Este es el relato de cómo la vida de Carlos Martínez cambió para siempre en un instante. A partir de ahí comenzaron los médicos, la tristeza, la rehabilitación… Un proceso muy duro para un joven que un día se levantó y se dio cuenta de que todo lo que había soñado para su futuro ya nunca se iba a hacer realidad.

Desde Adisfim han querido contar su historia, porque solamente a través de la concienciación se puede lograr que estas situaciones no se repitan. Y es que, las lesiones medulares por zambullidas representan el 6% del total. Estos datos no dejan de incrementarse año tras año, en especial los hombres de una edad comprendida entre los 20 y 30 años que son los más irresponsables.

Con el objetivo de que los bañistas tengan precaución, los fisioterapeutas de Adisfim dan diversas es pautas, entre ellas:

-Es esencial conocer la profundidad de la zona.

-La mejor posición del cuerpo para zambullirse sin riesgo es con los brazos situados en prolongación del cuerpo, protegiendo de esta forma el cuello y la cabeza

-Si no hay visibilidad en el agua conviene inspeccionar previamente la zona para comprobar su profundidad y que no haya elementos sumergidos como rocas o árboles contra los que se puede impactar

-Tener en cuenta que en ríos, lagos, playas o embalses, los niveles del agua pueden variar de un día para otro debido a las mareas, aperturas o cierres

-Es recomendable no saltar de cabeza desde demasiada altura debido a que una mala técnica puede causarnos lesiones al llegar al agua.

-Por último, una vez que se produce el accidente, en el momento inicial es importante:

. No movilizar a la persona para evitar ocasionar daños más graves.

. Avisar a profesionales médicos

“Yo medía 1’84 y pesaba 86 kilos, llegó mi turno y me tiré al agua con un ángulo más picado de lo normal. Al llegar al agua, el cuello me hizo palanca con el hombro y salí a flote boca abajo, no perdí el conocimiento pero me estaba ahogando. Mis amigos tardaron unos minutos en darse cuenta y a mí me parecieron horas. Después me sacaron, me tumbaron en la arena y la Cruz Roja llegó enseguida. Recuerdo que cuando la doctora me dijo que moviera la pierna y el brazo, yo no podía y ahí pensé que había algo que no iba bien”.
Este es el relato de cómo la vida de Carlos Martínez cambió para siempre en un instante. A partir de ahí comenzaron los médicos, la tristeza, la rehabilitación… Un proceso muy duro para un joven que un día se levantó y se dio cuenta de que todo lo que había soñado para su futuro ya nunca se iba a hacer realidad.
Desde Adisfim han querido contar su historia, porque solamente a través de la concienciación se puede lograr que estas situaciones no se repitan. Y es que, las lesiones medulares por zambullidas representan el 6% del total. Estos datos no dejan de incrementarse año tras año, en especial los hombres de una edad comprendida entre los 20 y 30 años que son los más irresponsables.
Con el objetivo de que los bañistas tengan precaución, los fisioterapeutas de Adisfim dan diversas es pautas, entre ellas:
-Es esencial conocer la profundidad de la zona.
-La mejor posición del cuerpo para zambullirse sin riesgo es con los brazos situados en prolongación del cuerpo, protegiendo de esta forma el cuello y la cabeza
-Si no hay visibilidad en el agua conviene inspeccionar previamente la zona para comprobar su profundidad y que no haya elementos sumergidos como rocas o árboles contra los que se puede impactar
-Tener en cuenta que en ríos, lagos, playas o embalses, los niveles del agua pueden variar de un día para otro debido a las mareas, aperturas o cierres
-Es recomendable no saltar de cabeza desde demasiada altura debido a que una mala técnica puede causarnos lesiones al llegar al agua.
-Por último, una vez que se produce el accidente, en el momento inicial es importante:
No movilizar a la persona para evitar ocasionar daños más graves.
Avisar a profesionales médicos