La publicación, que recoge las conclusiones de los debates llevados a cabo por más de 400 personas con discapacidad del Consejo Social y de Participación del Institut Guttmann y otros organismos de ámbito estatal, así como expertos y líderes de opinión, plantea un discurso innovador en torno a la discapacidad. Así, el libro pretende impulsar un relato centrado en el empoderamiento de las personas, la renovación de las asociaciones y su papel en la sociedad actual y una nueva y necesaria complicidad con las administraciones, a la vez que una mayor presencia de las personas con discapacidad en la sociedad.

A la presentación de sus principales conclusiones han asistido, además de Lary León, Josep M. Solé, presidente del Consejo Social y de Participación del Institut Guttmann y Josep M. Ramírez, director del Institut Guttmann. La consellera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Dolors Bassa ha cerrado el acto. Durante su intervención, Lary León ha afirmado que “todos tenemos capacidades y discapacidades”.

“Hay que potenciar las capacidades que tenemos todos y no quedarnos en el bucle de lo que nos falta y limita; todos somos responsables de esa sensibilización y de nuestra propia historia”, ha apuntado. Para León quedan todavía “muchísimas cosas por hacer, hay temas pendientes como las ayudas a la dependencia, la sensibilización y la normalización, pero también hemos avanzado muchísimo”.

“Antes la familia tendía a sobreproteger a los hijos, estamos logrando quitar esas cadenas que no nos ayudaban y que nos dejaban en un rincón", ha explicado y ha añadido que “hay que borrar estereotipos” y “seguir trabajando, compartir, normalizar y enamorar a la gente con la idea de que todos somos iguales y diferentes”.

Por su parte, Solé ha destacado “la riqueza de entidades y personas que defienden los derechos de los discapacitados” y “las tecnologías, que ayudan a potenciar las capacidades y minimizar los efectos”. Por último, la consellera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Dolors Bassa, ha afirmado que “solo sumando esfuerzos, trabajando en red e integrando sinergias conseguiremos que las capacidades colectivas nos hagan ampliar los conocimientos y hacer un país en beneficio de todos los ciudadanos”.

Algunas de las conclusiones más significativas recogidas en la publicación han sido:

Se debe ir configurando un relato en positivo sobre la discapacidad, basado en una realidad que afecta directa o indirectamente a todas las personas y en todas las edades, que ayude a la sensibilización, el conocimiento, el reconocimiento social y a tener una mayor presencia en la agenda social y política.

La autonomía personal es un derecho de todas las personas, pero se hace más relevante en las personas con discapacidad, ya que las barreras, de todo tipo, y las limitaciones a la participación social pueden hacer que este derecho no se pueda ejercer plenamente.

El empoderamiento social de las personas con discapacidad, es fundamental para decidir el tipo de vida que se quiere realizar y alcanzar los riesgos que se derivan de optar por una vida independiente.

Las prestaciones y apoyos de los sistemas sociales públicos, deben adaptarse a las características y necesidades de las personas con discapacidad, flexibilizando, agilizando y personalizándolos.

Las asociaciones deben hacer efectiva su legitimidad para construir el nuevo relato sobre la discapacidad y realizar una permanente pedagogía social, promoverán la colaboración con el resto de entidades de la sociedad civil, dar un nuevo sentido a sus objetivos, velar por el relevo generacional y su independencia financiera, especialmente de los presupuestos públicos.

Las asociaciones deben actuar como lobby, impulsando los cambios legislativos, co-participante en diseño y evaluación de políticas sociales y defendiendo la efectiva equiparación de oportunidades.

Las asociaciones deben pensar de forma global, pero actuar de forma local, en su territorio, creando alianzas colaborativas, aprendiendo de otros sectores y teniendo una mayor presencia social.

Se debe promover la formación y el conocimiento sobre la discapacidad en todo el currículum escolar obligatorio, así como en las enseñanzas secundarias y universitarias y en los profesionales. Es el conocimiento, desde la experiencia, lo que rompe las barreras que provocan el desconocimiento, el miedo y el prejuicio.

Se debe promover la idea de la responsabilidad individual. Los soportes y la eliminación de restricciones o barreras son del todo necesarios, indispensables, pero no suficientes. Hay también promover la idea de que el bienestar de las personas con discapacidad depende también de ellas mismas.